Lo primero, deberemos tenerlos limpios. En días de sol, sobre todo al atardecer, un exceso de suciedad puede hacer que no veamos nada por ellos. Luego, deberemos regularlos correctamente, ya sea de forma manual o eléctrica. Buscaremos un lugar recto, llano y despejado en el que podamos comprobar nuestro campo de visión.
Colocaremos el espejo central de forma que, lo primero, no nos entorpezca la visión hacia adelante a través de la luna. En mi caso, mido un metro noventa, y el espejo suele quedar en una posición demasiado baja, por lo que es aconsejable que pueda regularse su altura. Después, lo colocaremos de tal forma que podamos ver toda la luna posterior del vehículo sin necesidad de desplazar la cabeza.
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